lunes, 20 de junio de 2016

¿POR QUÉ DEFENDER EL SUEÑO NOCTURNO?

Al dormir, el sueño se convierte en un reparador natural del desgaste global presente en cada jornada que sufre cualquier persona, eliminando o disminuyendo el cansancio acumulado a lo largo del día y propiciando tanto el descanso físico como el mental.



En lo concreto, esto significa que, al despertar, experimentamos no sólo una renovada energía física sino que también advertimos que nos encontramos más estable emocionalmente, de buen humor y prácticamente sin nervios.




Por contraste, una persona que no ha dormido bien durante el tiempo mínimo y necesario requerido por ella, padecerá algunos o varios de los efectos negativos propios de la falta de sueño: cansancio, confusión, depresión, irritabilidad, apatía, falta de concentración o un aumento notable del estado nervioso.


Y varios de estos efectos negativos del ‘mal dormir’ (como el estado nervioso), somatizarán en el cuerpo de la persona, produciéndole -por ejemplo- dolores musculares, malestar estomacal o calambres.


Por eso, muchas personas expresan su preocupación por las dificultades que tienen para conciliar el sueño, aún cuando -en algunos casos- el médico les ha recetado -en principio- el medicamento adecuado.


Suelen agregar, además, que cuando finalmente se duermen, se despiertan inesperadamente por cualquier ruido o sensación insignificantes; y que en ocasiones –aunque sólo en algunos casos- experimentan una somnolencia diurna excesiva, a la vez que se sienten cansados durante la jornada. En definitiva, directa o indirectamente, aluden a lo que habitualmente se conoce como ‘trastorno del sueño’.


Según la común opinión profesional, hay más de un centenar de trastornos distintos que interfieren con el sueño nocturno y con la vigilia diurna.


Estos se podrían agrupar en cuatro formas importantes: el insomnio, la somnolencia diurna excesiva (hipersomnio), la dificultad para mantener un horario habitual de sueño (conflictos relativos al ritmo y a las etapas del sueño), y algunas conductas inusuales que interrumpen el sueño, como angustias, miedos nocturnos o sonambulismo.


Algunas Sugerencias

-Fijarse un horario para ‘cortar’ con las actividades y preocupaciones. Por ejemplo, “A partir de las 23:00 no atiendo más el celular.” o “De tal o cual cosa, me ocuparé mañana, ni bien pueda. Hoy, el día ya terminó.


-Comer o tomar alimentos que favorezcan la producción natural de ‘melatonina’ (una hormona que es de gran importancia porque influye en la regulación de nuestro ciclo ‘sueño-vigilia’, protegiéndonos de la depresión y el estrés).

Algunos alimentos (como la leche, el queso, la carne magra, las nueces, pescado, huevos, legumbres, en especial la soja) tienen esta propiedad de ayudar a la producción natural de ‘melatonina’. Por ejemplo, se puede tomar un vaso de leche caliente una media hora antes de acostarse.


-También se puede ingerir una infusión que sea relajante. Por ejemplo, un té de Valeriana o Tilo.


-Tratar de evitar (o disminuir) durante la cena y la sobremesa, el consumo de tabaco, café y alcohol, ya que son estimulantes del sistema nervioso.


-Utilizar el dormitorio principalmente sólo para dormir, con todas las luces apagadas.
Comer en la cama, estudiar, utilizar largamente el celular, etc., disminuyen las condiciones favorables para luego conciliar el sueño.


Por otra parte, la ‘melatonina’ también es conocida como la ‘hormona de la oscuridad’. El organismo humano, llega más fácilmente a los niveles de máxima concentración de esta hormona, en condiciones de oscuridad.

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